Hoy nadie de la
existencia de un proceso de desaceleración del crecimiento de la economía
peruana. Lo que se está discutiendo, en consecuencia, es si se puede evitar que
se frene el crecimiento y caer en la denominada trampa del ingreso medio. Sin embargo, para ponderar la pertinencia
de las respectivas propuestas de política, es importante saber porqué se está
enfriando la economía y si el límite que impide la sostenibilidad del
crecimiento está en el propio patrón de acumulación de capital y en la
estructura productiva configurada en las dos décadas de neoliberalismo.
Deterioro de las condiciones externas
y enfriamiento
La economía peruana se
está enfriando por la desaceleración de los precios de las materias primas, el
estancamiento de la economía internacional y el endurecimiento de las
condiciones de financiamiento externo como resultado del cambio en la política
monetaria de los Estados Unidos. Este deterioro persistente del entorno
internacional ha puesto en evidencia, además, el límite que el propio estilo de
crecimiento tiene para sostenerse en el tiempo en las condiciones externas
actuales.
El enfriamiento de la
economía, por lo tanto, puede devenir en una senda de crecimiento lento o
desembocar en estancamiento, con las consecuencias negativas que tendría para
el empleo, la reducción de la pobreza y la recaudación fiscal. Esta posible
situación es denominada por algunos economistas la trampa de de ingreso medio y que yo llamo, por razones intrínsecas al
propio modelo económico, la trampa del
milagro económico peruano.
El motor del alto
crecimiento económico de la última década se ubicó, no en los mercados internos
del país, sino en los mercados internacionales: el aumento de la demanda
externa (impulsado por el crecimiento de China), y el creciente aumento de los
precios de los minerales. Este milagro peruano se produjo en un contexto de apertura
comercial y financiera, (con varios tratados de libre comercio y condiciones
blandas de financiamiento externo).
Durante ese entorno
externo favorable, aumentaron la inversión extranjera directa y los flujos de
capital internacional que estimularon, ambos, el notable crecimiento del
crédito interno en moneda extranjera y en moneda nacional.
Los
precios relativos del milagro peruano
El alto crecimiento con
apertura comercial y financiera, fue acompañado, entonces, por una significativa apreciación cambiaria en términos reales. No
solo entran capitales por el crecimiento de las exportaciones primarias (que
ocasionan enfermedad holandesa), sino también porque aumentan las inversiones
foráneas en cartera y porque los bancos se endeudan en el exterior para prestar
en el mercado doméstico en dólares.
Se modifican así los
precios relativos en contra de los sectores que producen bienes transables o
comercializables a nivel internacional, como la manufactura y la agroindustria.
Las exportaciones no-tradicionales sufren una pérdida de competitividad
notable. Entre agosto de 2006 y abril de 2013, el tipo de cambio real
multilateral se redujo en 16.1%.
El otro efecto fue el
incremento espectacular de las importaciones. En 2013 las importaciones totales
fueron equivalentes al 168% de la producción manufacturera, y al 111% de la
producción manufacturera y agropecuaria, en conjunto. Aunque aumentaron las
exportaciones, no se puede decir que el crecimiento económico fue exportador, porque
sus efectos fueron contrarrestados por el desplazamiento de la producción de
bienes transables que originó el creciente aumento de las importaciones.
La trampa
del milagro económico peruano
En resumen, el
crecimiento económico fue liderado por las exportaciones primarias y por los
sectores no transables de comercio,
servicios y construcción. Los tres sectores absorben el 63.5% del empleo, mal
remunerado y de baja productividad, y explican el 74.2% del PBI. Si le
adicionamos la Agricultura, que en lo fundamental es todavía tradicional, los
cuatro sectores explican el 81.3% del PBI y emplean al 87.7% de los
trabajadores.
Cuando el motor externo
no funciona bien o se apaga, se debilita el liderazgo de los sectores no
transables que en 2013 explicaron cerca del 90% del crecimiento del PBI (5.0%).
El alto crecimiento ya no se puede sostener sin el motor externo. Además, como,
en promedio, creció más la inversión en construcción que en equipamiento y
maquinaria, se produjo una relativa
reducción de la capacidad productiva per cápita. Por lo tanto, aumentos
sostenidos del PBI per cápita mediante aumentos significativos de la capacidad
productiva, serían imposibles sin un aumento significativo del déficit
comercial y, por lo tanto, del déficit en la cuenta corriente de la balanza de
pagos. El propio estilo de crecimiento ha generado su trampa.
A modo de
conclusión
Dos propuestas de
política están en discusión. Una, que no ubica el freno al crecimiento en el
patrón de acumulación y la estructura productiva, y que propone, entre otras medidas,
eliminar las «rigideces» en el mercado laboral, flexibilidad cambiaria y, mejorar el clima de negocios
reduciendo el grado de involucramiento del Estado en la economía. Para los que
sostienen esta propuesta, las políticas contra-cíclicas son contraproducentes.
Y, la otra, que es la nuestra, propone cambiar el motor del crecimiento, diversificando
el aparato productivo, cambiando la matriz energética y dejando que tipo de
cambio aumente hasta recuperar los niveles de competitividad que viabilicen la
expansión de la manufactura y la agroindustria, y aplicando políticas fiscal y
monetaria contra-cíclicas.
Publicado en el diario La Primera el sábado 10 de mayo
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