Saturday, December 06, 2014

Los riesgos e inconsistencias en los paquetes del MEF

Luis Miguel Castilla dejó la economía en piloto automático. Lo asumió cuando comenzaba el enfriamiento y no hizo nada para superarlo. Después de la crisis de 2008-2009, Castilla frenó la inversión pública, en lugar de aumentarla y reorientarla para estimular la inversión privada en los sectores agrícola y manufacturero. Aparte de «prenderle velitas a China», el exministro se dedicó, desde 2013, a promover la aprobación de medidas administrativas para facilitar la inversión privada. Pero, la desaceleración de la inversión privada continuó, a pesar de sus normas de expropiaciones, de reposición de capitales, de aceleración de la entrega de certificados de inexistencia de restos arqueológicos, de creación de una ventanilla única para los EIA, de su política nacional para la calidad, de la reforma del mercado de capitales, de la eliminación de barreras burocráticas a la actividad empresarial, de la condonación de deudas tributarias de las empresas privadas, de la ampliación de los contratos de estabilidad tributaria en minería, en fin…de su mecanismo de obras por Impuestos.
 
Las medidas del ministro Segura
 
El opositor a los aumentos del salario mínimo fue reemplazo por Alonso Segura en setiembre de este año. Segura aparece luego como el promotor del cuarto y quinto paquete de medidas. A las normas administrativas que hizo aprobar Castilla y que hacen énfasis en factores de oferta, el ministro Segura le adicionó otras en la misma lógica de destrabar, desregular y generar incentivos a las inversiones privadas.
 
Además, Segura le ha agregado a los dos últimos paquetes, medidas de corto plazo contra-cíclicas, para generar una tasa de 5.5% de crecimiento en 2015. Pero, el estímulo fiscal de corto plazo propuesto en los dos últimos paquetes, es decir, el aguinaldo extraordinario, el gasto en pequeñas obras y la reducción del impuesto a la renta de los estratos bajos y medios de ingresos, bordea solo el 1% del PBI. Por lo tanto, el aumento en el ingreso disponible de las familias tendrá un reducido impacto en el consumo y en la producción interna, amén de que un porcentaje importante de este incremento se traducirá en mayores importaciones.
 
De otro lado, Segura ha propuesto para el mediano y largo plazo, medidas de oferta como el arancel cero para insumos y como la simplificación de procedimientos para la obtención de permisos y licencias, que al reducir costos y tiempo, se espera que estimulen la inversión privada. Entre estas medidas destaca la que busca agilizar los estudios de impacto ambiental (EIA) y el Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos, entre otros permisos. Se pretende así reducir el plazo de estos estudios de 120 días a 30 días.
 
También ha propuesto la reducción del impuesto a la renta de los estratos de altos ingresos, haciendo más regresivo el sistema tributario y poniendo en riesgo los ingresos del estado en los próximos años. Con esta medida y la que aumenta el impuesto a los dividendos, se pretende incentivar la reinversión de las utilidades empresariales. Sin embargo, al igual que las medidas administrativas, estas últimas no constituyen, por teoría y por experiencia histórica, los determinantes de la inversión. Si el futuro para la producción y las ventas es incierto, los inversionistas no arriesgarán sus capitales. Con un motor externo apagado, la incertidumbre continúa. En estas condiciones, acrecentar las utilidades con reducciones de impuestos es una pura transferencia de recursos del Estado al sector privado.
 
La reducción de los costos laborales no salariales (como el costo de despido, el período de vacaciones, etc.) y la promoción del empleo juvenil sin derechos sociales, son otras medida por el lado de la oferta para estimular las inversiones. Pero estas medidas con contraproducentes porque debilitan simultáneamente la demanda que se quiere reactivar. La reforma neoliberal del mercado de trabajo, estancó los salarios reales y siempre ha buscado reducir los salarios para facilitar a los empleadores contratar y despedir trabajadores, afectando así la demanda en el mediano y largo plazo.
 
La dicotomía de las políticas
 
Hay una dicotomía en las políticas propuestas. A corto plazo se incide en factores de demanda y largo plazo en los factores de oferta. Esta dicotomía se sustenta en el supuesto de que el enfriamiento de la economía es solo un desvío del producto respecto a su nivel potencial. A largo plazo, es decir, para estimular el crecimiento del producto potencial, según el pensamiento neoliberal, hay que adoptar medidas por el lado de la oferta. No hay intención, entonces, de reorientar las inversiones a la generación de motores de crecimiento económico internos, como la manufactura, la agroindustria y la agricultura.
 
El énfasis en este tipo de políticas, solo acentuará la actual tendencia del crecimiento, donde los sectores que más crecen son el Comercio y algunos servicios como: Financiero y Seguros, Servicios prestados a empresas, Otros Servicios, Alojamiento y Restaurantes, etc.  En estos sectores, como se sabe, predominan los trabajadores de baja calificación y de baja productividad. Por lo tanto,  lo que se estimulará es un crecimiento que no fomenta el aumento de la productividad. Y, no hay manera de sostener el crecimiento del PBI con el crecimiento de estos sectores terciarios de baja productividad. 
 
A modo de conclusión
 
Las políticas contra-cíclicas son pertinentes, pero riesgosas en una economía cuya estructura productiva se ha hecho menos manufacturera y agrícola, y más productora de servicios de baja productividad. Las políticas contra-cíclicas, para ser exitosas, deben acompañarse de medidas específicas orientadas a cambiar el actual patrón de crecimiento y acumulación de capital.
 
 
 
Publicado en el Diario UNO, el sábado  6 de diciembre.

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